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14/12/14

Hubo militantes peronistas, gremios, organizaciones sociales y también familias enteras. Cuando arreció el temporal, muchos emprendieron la retirada. La militancia se quedó o se refugió en los alrededores y volvió a la Plaza una vez que paró de llover.

CTEP plaza de mayo democracia

"Qué lluvia gorila”, se quejaba Emilio José Pezzo, un hombre de 66 años que vive en Turdera, mientras emprendía la retirada de la Plaza de Mayo, sin bajar la foto de Eva Perón y sin abandonar la sonrisa “que es peronista, como se nota, porque la sonrisa peronista es inconfundible”. El hombre caminaba despacio, haciendo alarde de buen humor, solo entre la multitud que se iba retirando lentamente de la Plaza de Mayo por la Diagonal Sur. Desde antes de las dos de la tarde de ayer, miles de personas, en su gran mayoría militantes de agrupaciones kirchneristas, gremios, organizaciones sociales, pero también familias enteras se habían movilizado a pesar del pronóstico del tiempo, que anunciaba un día “no peronista”, siguiendo la lógica de don Emilio de Turdera. Cerca de las cinco y media de la tarde cayeron algunas gruesas gotas, pero pocas. A las seis menos cuarto el diluvio ahuyentó primero a los padres con hijos pequeños, mientras los militantes se mantuvieron firmes –y mojados– hasta que muchos iniciaron el largo regreso a casa, sin dejar de hacer escuchar consignas y bombos. Los más tozudos se quedaron hasta el discurso de la Presidenta. A esa altura la lluvia ya había pasado y la Plaza de Mayo volvió a colmarse.

“Era la primera vez que iba a ver a Cristina”, le decía a su marido una mujer que no llevaba banderas, y mucho menos piloto ni paraguas. Algo reacia a dialogar con la prensa, María Teresa, de Flores, dijo que había venido “por él”, señalando a su esposo, aunque después admitió que “también vine por los 31 años de democracia y por Cristina. No soy kirchnerista pero me molesta que la maltraten porque es mujer”. Juan Carlos, el marido en cuestión, desautorizó a su esposa, en un gesto que ella después calificó de “machista”. El hombre dijo, en tono de broma: “Es mentira, es más kirchnerista que yo, pero todavía le da vergüenza decirlo porque recién ahora está participando en política”.

Cuatro militantes de Kolina, con sus verdes banderas, rondaban por la Plaza en medio de la lluvia, entre lamentos y risas. Cuando se refugiaron bajo la recova de Hipólito Yrigoyen, hacia el sur de la Plaza, anunciaron que se iban a quedar “hasta que hable Cristina, porque esta lluvia tiene que pasar porque hoy es un día de fiesta, por la democracia y por los derechos humanos”. Más allá del discurso, uno de los chicos sostuvo que es un momento en que “tenemos que hacerle el aguante a la Presidenta porque el 2015 va a ser un año muy difícil”.

Desde pasado el mediodía, la Avenida 9 de Julio, al igual que las avenidas Independencia, Belgrano y Avenida de Mayo, comenzaron a llenarse de micros que llegaron desde distintos barrios porteños, del Gran Buenos Aires y de algunas provincias. Una de las primeras columnas en ingresar a la Plaza de Mayo fue la de la agrupación Tupac Amaru, que conduce la jujeña Milagro Sala, que anunció su llegada con música y petardos; también marcharon hacia el lugar del encuentro los militantes del Movimiento Evita, La Cámpora, Kolina, el Movimiento Evita, Miles, Vatayón Militante, Nuevo Encuentro, Descamisados, el Partido Comunista Congreso Extraordinario, la Confederación CTEP, los trabajadores de la Sedronar, cuyo titular es el sacerdote Juan Carlos Molina. Se destacó la presencia de los trabajadores nucleados en la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), con una bandera que decía: “Mi vida por la patria, el alma por UPCN”.

Las columnas más numerosas eran integradas, en su inmensa mayoría, por jóvenes que se sacaban fotografías, agitaban banderas argentinas y algunos, incluso, hacían gestos levemente obscenos al pasar frente al monumento de Julio A. Roca. Por supuesto que estaban los tradicionales vendedores de choripanes, panchos y bebidas de todo tipo, que esta vez tuvieron un rival de peso porque el programa de la TV Pública Cocineros Argentinos había armado su “cabildo abierto”, a pura gastronomía, en el edificio histórico ubicado sobre Bolívar, entre Hipólito Yrigoyen y Avenida de Mayo.

La llamada Fiesta Patria Popular, más allá del toque negativo de una lluvia breve pero torrencial, provocó un desalojo masivo de la Plaza, aunque muchos se quedaron por los alrededores, guarecidos bajo los balcones, las recovas, los huecos de las puertas y volvieron a la Plaza de Mayo a la hora del discurso de la Presidenta.

Antes del diluvio, algunos jóvenes se sacaron fotos “con las patas en la fuente”, como ellos mismos pregonaban, rememorando el 17 de octubre de 1945, fecha de nacimiento del Movimiento Justicialista del entonces coronel Juan Domingo Perón.

El desbande que provocó la lluvia generó más risas que lamentos. Algunas decenas de jóvenes militantes se quedaron firmes en la Plaza, sin buscar refugio alguno. Algunos llevaban puestas remeras con la imagen de Néstor Kirchner. “Me compré la remera porque a Néstor se lo lleva en el pecho en un día como el de hoy, que estamos festejando un año más del retorno de la democracia; Kirchner y Cristina hicieron mucho por esta democracia”, insistió Pedro León Buitrago, de 19 años, quien se presentó como “militante estudiantil kirchnerista”.

Dos de los personajes más buscados por los medios de prensa, antes y durante la lluvia, fueron Ana María, de 65 años, y su marido, de 78, que llevaban entrelazadas las banderas de Argentina y Uruguay. Estaban allí “para apoyar la democracia y a Cristina”. Ana María nació en Bella Unión, en el Departamento de Artigas, y desde hace 41 años vive en Buenos Aires con su esposo argentino.

Luego vino la lluvia, se despobló la plaza, que luego volvió a poblarse –no tanto como antes del diluvio– con miles de jóvenes que se quedaron agazapados, esperando que pasara el temporal “para hacerle la pata a Cristina”. Tuvieron su recompensa: después de dar su discurso en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada, la Presidenta fue hasta el escenario montado en la Plaza de Mayo y allí les habló directamente a los que le hicieron el aguante.


Fuente: Página 12

(La Nota digital)

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